viernes, 27 de julio de 2018

Viajar es experimentar

Hola.

Quiero compartir una especie de decálogo de reflexiones acerca de la experiencia que me han venido a la mente mientras leía la clase armada por Iván Castiblanco para Pedagogías de las Diferencias. Mientras eso sucedía, yo compartía aquí en Kyoto una hermosa jornada con otro profe de ese diploma, Nacho Calderón, y su familia.
En fin, es lindo cuando a uno se le hace difícil separar trabajo de placer, porque hace lo que le gusta.
Aquí van entonces estas notas sobre la experiencia:

1. Dar lugar a la experiencia es permitirse caminar sin rumbo.

2. No necesariamente la experiencia es lo contrario del método o de la planificación, pero definitivamente establece nuevas relaciones con esos conceptos.

3. Hay una parte de la experiencia - y de las sensaciones propias de haber atravesado una experiencia - que no terminan de suceder hasta que se ponen en palabras, y se comparten con otros.

4. Quizás por eso tenga tanto éxito el término "experiencia" (junto con el término "compartir", que para muchos es sinónimo de publicar en una red social) en el mundo mediatizado por el consumo, el shopping y la tecnología, donde esas palabras aparecen resignificadas como funciones o comandos dentro de mecanismos muy diferentes de los de las experiencias de las que hablo aquí.

5. Podría decirse, por otro lado, que no hay posibilidad de experimentar sin sentirse afectado por las cosas que nos suceden. Experiencia y afectación, entonces, van juntas, de una manera muy estrecha.

6. Existe una sensación generalizada de que existe una urgencia, que no pasa por los lugares importantes a los que uno quisiera acercarse. Tal vez, entonces, experiencia también tenga que ver con correrse del lugar de la urgencia, para que las cosas que nos pasan tengan lugar en otro nivel.

7. La experiencia supone que las palabras tengan sentido cuando se las pronuncia. Que no meramente se las diga o se las haga sonar en el aire, sino que haya un ejercicio auténtico y profundo de pronunciación.

8. El lugar de la experiencia es un lugar de alguna manera vulnerable, ya que para experimentar hace falta bajar la guardia y esto implica no sólo un gesto emotivo, sino también una presunción de ignorancia, una apertura hacia la humildad de quien está dispuesto a aprender lo que no sabe y a entender lo que no entiende... En definitiva, a vivir lo que no ha vivido aún.

9. Experimentar tiene más que ver con el cómo que con el qué, y con el durante, más que con los resultados.

10. La experiencia es un acto de presencia, bastante corporal. Y, por eso, la creería más o menos escurridiza respecto de las excesivas virtualidades.



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